
Un año de tristesa y soledad sin tu presencia...
Memorias
Un día gris acorrala mi existencia
Y mi mente;
Cual difusa niebla de invierno,
Se desdibuja entre pensamientos y hojas
Hostigados por vigorosos vientos.
El temporal se desploma salvaje
Perturbando aún más mis sentidos
Sacudiendo recuerdos de ti
Dormidos en lejanos tiempos.
Mi mente divaga, confusa y melancólica.
Entreteje memorias inertes
Que sin vigor ni brío
Se escaparon en el olvido.
Una ráfaga de lluvia me sorprende
Transportándome a mi inédito presente.
Aunque esta vez, las cristalinas gotas
También asoman en mis ojos...
Y así, como el agua azota
Las desgastadas ramas
Del pino de mi morada,
Mis lágrimas atormentan
Los surcos expuestos de mi cara.
En la repica distante
Descansa una foto vieja y desgastada
Aquella que fue oasis de paz
Y alegría innata en mi alma.
Hoy, la casa vacía me atormenta
Creación de mi soledad adquirida
Y como tantas veces en mi pasado
Sollozo escondido detrás de mi ventana.
Mi Hijo
Lo observo curioso detrás del ventanal
Entre azucenas, rosas y jazmines;
Su ternura juega celestial.
Con música de querubines.
Me atrapa su libertad, su vuelo,
Su innata frescura angelical.
Cuando el sol enorme ilumina su pelo
Me parecen sus ojos un manantial.
Me sorprende a cada instante el ingenio
En su pasión por imitar mis gestos;
Y un orgullo sobreexcita sin remedio
Mi niño dormido, sin movimientos.
El día jamás se aletarga con su presencia.
Sus travesuras; el manto que me inquieta.
Mientras la luna asoma con paciencia
El lucero lejano asemeja un cometa.
La noche ha llegado y exhausto lo encontró.
Las estrellas cómplices lo acunaron.
Mi amor eterno lo albergó.
Mi hijo es la recompensa de Dios.
Un ángel mensajero de vida.
El estimulador viviente de mi corazón.
Juan José Gómez